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Recuerda que tan sólo de verme
tú temblabas;
si me quisiste así, pobre de ti
si es que ahora tratas de olvidar.
Se ve que no conoces,
¡qué poco tú has vivido!
Te advierto que es difícil
y muy lento ese proceso de olvidar.
Y aunque un aparente olvido a ti te asombre,
dime qué harás cuando alguien
sin querer me nombre,
y esa lluvia de recuerdos caiga
en tu alma otra vez.
Y entonces...
Si al comenzar un día
rehúsas recordarme
¡ay! pobre de tus noches si las usas
para olvidarte de mí.
Sylvia Rexach
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